Una grieta se abre ante mí, finísima línea que creí que nunca traspasaría. La simple y aterradora idea de imaginar que me encuentro en un ilógico mundo desconocido, donde reina la soledad y donde estoy aislada de la razón, me despierta todo un mar de sensaciones e ilusiones que poco tienen que ver con la realidad.
Despiadadas garras que me hacen sentir presa de un famélico monstruo que me devora la personalidad, para convertirme en alguien sometido a sus miedos y obsesiones, el cual me nubla la percepción descolocando el sentido de la que creía que era mi realidad.
Esta agresividad ajena y desconocida me empuja hacia una trasformación tal vez irreversible e incapaz de ser concebida por otro ser humano.
La percepción se va diluyendo en el cada vez más borroso lienzo de la realidad, haciéndome incapaz de huir de la oscuridad, sin nadie que pueda socorrerme y sin esperanza alguna de encontrar el camino de vuelta hacia la cordura.
No hay comentarios:
Publicar un comentario